Hoy os voy a hablar del Pimpi, a los que sois de Málaga no hace falta, pero la verdad es que cuando yo vine a vivir aquí fue uno de los primeros sitios que me llamó la atención y donde comí y siempre que tenemos visitas acabamos yendo al Pimpi, al igual que nosotros suelen salir encantados y cuando vuelven a Málaga quieren ir otra vez a comer al Pimpi.
El Pimpi tiene su encanto por ese toque andaluz que tiene en todo lo que le rodea, es una casona antigua, con varias estancias, distintos salones, zona de barra, bodega de barriles firmados por gente famosa que ha pasado por aquí, una enorme terraza con inmejorables vistas a la alcazaba y desde hace un par de años también han añadido el Pimpi Marinero en un edificio nuevo anexo.
Entrada al Pimpi por la Calle Granada |
La mayoría de las veces que he ido al El Pimpi ha sido al medio día y en fin de semana, eso sí tempranito, antes de las 13.30 para coger mesa prontito y sorprende la eficacia con la que siempre te atienden a pesar de estar siempre a rebosar de gente. Llaman la atención los camareros con sus enormes bandejas llenas de platos en alza pasando entre el bullicio de gente, tanto de clientes como de turistas que entran y salen continuamente para ver esta curiosa bodega.
Interior sala de los barriles |
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